Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego

jueves, 13 de octubre de 2011

- Desde entonces - continuo el Sombrerero melancólicamente-, el tiempo no me obedece, no hace nada de lo que yo le pido. Se ha plantado en las cinco y de allí no se mueve.
La mente de Alicia, oscura hasta entonces, se ilumino. Creía entender.
- ¿Y esa es la causa por que tienen la mesa puesta con tanto servicio de te? - interrogo Alicia.
- Eso es- suspiro el Sombrerero- : siempre es la hora del te y no nos queda tiempo para lavar las tazas. Te parecerá una tontería, pero es el resultado de lo que nos han enseñado desde pequeños: cada cosa a su hora. La hora del te es siempre la mima y si nos atreviésemos a hacer algo distinto a las cinco, la hora consagrada al five o'clock tea, cometeriamos una imperdonable incorrección. De lo que resulta que mas vale tener todas las tazas sucias y fastidiarse que faltar a los principios.

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