Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego ☮
La llovizna paso a ser tormenta y yo seguía ahí en el banco. La gente pasaba corriendo debajo de camperas o paraguas. Todos sin excepción me miraban. En general en Buenos Aires sos invisible, pero esta vez me miraban. Supongo que se me notaba el odio y la decepción en los ojos. Le pedí a Dios que apareciera Salvador. Dios ni pelota.
Chubasco
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