Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego

lunes, 20 de abril de 2009



"Ella estaba sentada en un taburete de la barra. Me esperaba, por supuesto. Se bajo de un salto en cuanto entre y vino directamente hacia mi.
Eso me sorprendió. No estaba seguro si pretendía atacarme. Esa era la única interpretación que se me ocurría a tenor de mi pasado, pero me sonreía y las emociones que emanaban de ella no se parecían a nada que hubiera experimentado antes.
- Me has hecho esperar mucho tiempo –dijo.
– Y tu agachaste la cabeza, como buen caballero sureño, y respondiste: “lo siento señorita” – Alice rompió a reír al recordarlo.
El le devolvió la sonrisa.
– Tu me tendiste la mano y yo la tome sin detenerme a buscarle un significó a mis actos, pero sentí esperaza por primera ves en un siglo. "

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