
Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego ☮
jueves, 30 de abril de 2009
miércoles, 29 de abril de 2009
martes, 28 de abril de 2009
lunes, 27 de abril de 2009
Todo cambia por el continuo movimiento de las cosas, aunque te pares el viento sigue y el mundo gira los días pasan y las estrellas brillan, aunque te detengas la vida sigue y tu sin darte cuenta con ella viajas, hasta que despiertas y ya has cambiado pues te das cuenta que nunca dejaste de caminar, los años pasaron y todo a tu alrededor cambio contigo...
domingo, 26 de abril de 2009
sábado, 25 de abril de 2009
viernes, 24 de abril de 2009
jueves, 23 de abril de 2009
lunes, 20 de abril de 2009
Yo era un depredador; ella, mi presa. No existía en el mundo otra verdad que no fuera ésta.
Para mí ya no había una habitación llena de testigos, porque en mi fuero interno los acababa de convertir a todos ellos en daños colaterales. El misterio de sus pensamientos quedó olvidado. Los pensamientos de Bella no me importaban nada porque no iba a poder pensar por mucho más tiempo.
Yo era un vampiro y ella tenía la sangre más dulce que había olido en ochenta años.
No concebía la existencia de un aroma como ése. Habría empezado a buscarlo desde mucho tiempo antes si hubiera sabido que existía. Hubiera peinado el planeta para encontrarlo.
—¿Quién es el chico de pelo cobrizo? —le oí preguntar mirándome disimuladamente de reojo, sólo para retirar de inmediato la vista cuando se dio cuenta de que aún seguía con los ojos fijos en ella.
Todavía tuve tiempo de considerar esperanzado que oír el sonido de su voz me serviría para captar el tono de sus reflexiones, perdidos en algún lugar al que yo no podía acceder, pero enseguida me decepcioné. Lo normal es que los pensamientos de la gente tengan el mismo tono que sus voces físicas. Pero esa voz tranquila, tímida, me resultaba poco familiar, no pertenecía a ninguno de los cientos que rebotaban por la habitación, estaba seguro. Era completamente nueva.
¡Ja, buena suerte, idiota!, pensó Jessica antes de contestar la pregunta de la chica.
—Se llama Edward. Es guapísimo, por supuesto, pero no pierdas el tiempo con él. No sale con nadie —levantó la nariz, desdeñosa—. Quizá ninguna de las chicas del instituto le parece lo bastante guapa.
Volví la cabeza para ocultar la sonrisa. Jessica y sus compañeras de clase no tenían ni idea de la suerte que tenían al no interesarme ninguna de ellas en especial.

Eso me sorprendió. No estaba seguro si pretendía atacarme. Esa era la única interpretación que se me ocurría a tenor de mi pasado, pero me sonreía y las emociones que emanaban de ella no se parecían a nada que hubiera experimentado antes.
- Me has hecho esperar mucho tiempo –dijo.
– Y tu agachaste la cabeza, como buen caballero sureño, y respondiste: “lo siento señorita” – Alice rompió a reír al recordarlo.
El le devolvió la sonrisa.
– Tu me tendiste la mano y yo la tome sin detenerme a buscarle un significó a mis actos, pero sentí esperaza por primera ves en un siglo. "